Sobre un taburete, Luciana ensaya algunos giros mortales, aquellos con los que representará a Costa Rica en los JJOO de Tokio. Atenta, Sherlly vigila sus movimientos. Lo hace desde que ella nació: es su entrenadora y también su madre.
Costa Rica irá a los Juegos Olímpicos en familia. Cinco de sus 12 deportistas que competirán en Tokio 2020, son entrenados por uno de sus padres.
Ese es el caso de la gimnasta Luciana Alvarado, las hermanas atletas Andrea y Noelia Vargas, el judoca Ian Sancho y la surfista Leilani McGonagle.
“Esto refleja que la base principal en la formación integral de los jóvenes, no solo es la deportiva, es la familia (…) Ver a estas familias coronando el éxito con sus hijos es un mensaje muy positivo para el país”, dijo el presidente del Comité Olímpico Nacional costarricense, Henry Núñez.
-Haciendo historia con mamá-
Luciana Alvarado tenía dos años cuando su madre, Sherlly Reid, abrió el gimnasio Gymstars en San José. Allí vio entrenar a sus hermanas mayores y, cuando cumplió cuatro años, ella también se animó.
A sus 18 años, ha sellado boleto para representar a Costa Rica en el Campeonato Panamericano de Gimnasia Artística, disputado en Río de Janeiro a inicios de junio.
Su madre Sherlly también fue gimnasta y vive esa dicotomía de ser madre y su entrenadora.
“La emoción en una competencia no la vivimos igual si son nuestros hijos. A veces quisiera no tener conocimiento técnico, para poder tener total disfrute de ver a mi hija dar vueltas y no estar analizando si cumplió o no”, dijo Sherlly.
“Siempre ha sido mi entrenadora, entonces lo manejamos muy bien. Nuestra comunicación es excelente. Lo curioso es que nuestras diferencias nunca han sido en la casa, sino en el gimnasio, que tal vez yo tengo miedo a ejecutar algo y ella me impulsa”, comentó Luciana.
Son esos impulsos lo que la han convertido en la primera gimnasta tica que participa en unas justas olímpicas.
“Luciana, en los Juegos Olímpicos, necesita una entrenadora. Las mamás estarán viendo en la gradería o en televisión. Cuando salgamos del piso de competencia será cuando me convierta en mamá. Este es el mayor reto que hemos enfrentado y lo vamos a asumir como tal”, aseguró Sherlly.
-Primero, un contrato-
Para entrenar a sus hijas Andrea y Noelia y llevarlas hasta Tokio, Deysiana Mena debió capacitarse de manera independiente con centenares de cursos, charlas y videos para aprender de los rigores del atletismo, desde sus conceptos más básicos.
“Fue Andrea la que me lo pidió (ser su entrenadora), luego de una competencia en la que no tuvo una buena experiencia. Yo no lo veía factible, porque soy sobreprotectora y pensé que no iba a poder”, explicó Deysiana.
Y le resultó: Andrea alcanzó el oro en los Panamericanos de Lima-2019 en 100 metros vallas, mientras que Noelia ha roto el récord nacional en los 20 km de marcha múltiples veces.
“La adaptación me llevó mucho tiempo, no fue fácil ser la que diseñaba los planes de entrenamientos, saber que era yo la que la llevaba a mi hija a que ganara o no una medalla (…)”, señaló la entrenadora.
Eso sí, “antes de comenzar la hice firmar (a Andrea) un contrato con 12 puntos y si fallaba uno, hasta ahí llegábamos. Nos comprometimos y ahora estamos acá”, dijo Deysiana, quien repitió esa fórmula con Noelia años más tarde.
“Es el compromiso de una familia, de querer ver al pequeño surgir, avanzar y llegar a niveles más altos. Los papás usualmente son comprometidos en los procesos”, considera Andrea, de 26 años.
“Desde pequeñas veíamos las olimpiadas con mucha emoción y ahora ser parte de ellas, las tres juntas, es un sueño. Es muy bonito ver cómo, de la mano de nuestra mamá, hemos podido mejorar tanto” asegura Noelia, de 21 años.
-La mano del papá-
Visiones similares tienen Ian Sancho, entrenado por su padre, el exjudoca Andrés Sancho; y Leilani McGonagle, entrenada por el exsurfista Sean McGonagle.
“En un país como el nuestro, donde no hay residencias para que un deportista se hospede, entrene y estudie, la familia toma ese rol. Tener a mis padres exigiendo, motivando y apoyando económicamente ha sido clave. Mi clasificación es el resultado de eso”, apuntó Ian.
Leilani también se inspira en su padre. “Siempre me acuerdo de estar con mi papá en el agua; nos enseñó a mí y a mi hermano a surfear como desde el año y medio. Tenerlo a él como entrenador influye mucho, he trabajado con otros, pero nadie me conoce como él”, expresó.
AUTOR DE LA NOTA: David GOLDBERG para AFP
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