Con cinco goles de Lionel Messi, Argentina goleó a Estonia por 5-0 este domingo en amistoso jugado en el estadio El Sadar, en Pamplona (España).
Messi abrió la cuenta a los ocho minutos de tiro penal y luego aumentó a los 45, 47, 71 y 76.
“Ya no sé qué más decir de él, es como pasa con Rafa Nadal. ¿Qué vas a decir? No te quedan palabras para describirlo, por todo lo que genera”, exclamó el entrenador de Argentina, Lionel Scaloni.
La Pulga se sumó a Juan Andrés Marvezy (5 tantos a Ecuador en 1941) y José Manuel Moreno (5 tantos también a Ecuador en 1942) como los únicos en marcar cinco goles en un partido con la Albiceleste.
Messi se afianzó además como el máximo anotador histórico de Argentina, con 86 goles.
“Es algo único y es un placer tenerlo en este grupo y entrenarlo. Y es un placer su comportamiento y cómo se brinda por esta camiseta”, afirmó el DT, para quien Messi “no es solo patrimonio de Argentina, es patrimonio del mundo y cuando no juegue más lo vamos a extrañar, así que ojalá siga jugando y todo el mundo lo proteja”.
El equipo que conduce Scaloni extendió su racha invicta a 33 partidos, desde que perdió 2-0 el 2 de julio de 2019 ante Brasil en semifinales de la Copa América.
Argentina presentó una formación titular muy renovada con respecto a la que había goleado cuatro días atrás 3-0 a Italia en Wembley en la Finalissima entre el campeón de América y el de Europa.
– Messi descomunal –
Apenas tres jugadores repitieron este domingo, y uno de ellos fue Messi, siempre dispuesto a sumar minutos con la Albiceleste y engordar sus estadísticas históricas.
Pese a que Estonia se encargó de poblar el borde de su área con una férrea línea de cinco defensas, a la que se sumaban tres volantes y por momentos uno de sus dos delanteros, Argentina precisó apenas 8 minutos para abrir ese cerrojo.
El arquero Matvei Igonen salió de manera vehemente de su arco en busca de la pelota y se llevó por delante al defensor Germán Pezzella, lo que derivó en un penal que convirtió Messi con un remate esquinado.
Ya más relajado por haber abierto rápido el marcador, Argentina desnudó algunas falencias en su funcionamiento ofensivo, propios de una formación con futbolistas poco habituados a jugar juntos.
Así, le costó encontrar huecos en el rocoso bloque defensivo estonio e incluso exhibió algunas falencias en su última línea, que obligaron primero a una tapada del arquero Franco Armani contra el veterano delantero Sergei Zenjov, y en una jugada posterior a un cruce salvador del lateral Nahuel Molina.
Sin el funcionamiento colectivo de otros días, Argentina dependía de la inspiración de Messi y Rodrigo De Paul, y por eso no fue extraño que de ellos naciera el segundo gol.
El volante del Atlético de Madrid encontró un sendero para quebrar a la línea de volantes de Estonia, aceleró a fondo y llegó hasta el borde del área y, con el desequilibrio ya generado, Papu Gómez habilitó a Messi para que definiera con calidad ante el achique del arquero.
Argentina salió al complemento con ánimo renovado y decidido a hacer pesar las grandes diferencias con su rival, y lo logró de entrada, cuando tras una buena jugada colectiva Messi anotó dentro del área chica el tercer gol del equipo y de su cuenta personal.
Los de Scaloni se afianzaron en el segundo tiempo como claros dominadores ante un rival que, más allá de los goles que fue recibiendo, en ningún momento abandonó una postura que apenas apuntaba a sufrir una derrota lo menos abultada posible.
Hubo tiempo todavía para más gritos de Messi.
Primero sorprendió a una defensa que se quedó esperando que el árbitro suizo Urs Schnyder cobrara una falta y lo dejó definir casi sin oposición.
Y después llegó su quinto gol, que redondeó su récord, tras una jugada plagada de rebotes que definió con la claridad de siempre, para así transformar en histórico a un partido que no apuntaba para eso.
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