El largo adiós al tenis de Juan Martín Del Potro, consumado de hecho tras perder con su compatriota Federico Delbonis en primera ronda del ATP 250 de Buenos Aires, cosecha emotivos tributos de los aficionados y de grandes figuras del deporte.
«¡Del Potro no se va!», le cantaban 5.000 de sus hinchas mientras agitaban banderas argentinas y pancartas cerca de la medianoche del martes en un Lawn Tennis Club colmado. El tablero marcaba un resultado frío, sin piedad: 6-1 y 6-3.
Al final, lo hicieron llorar al ex número tres del mundo que de por si tiene lágrima fácil. Hacía una semana que se estaba despidiendo de la gente y de los courts, por su lesión en la rodilla derecha que lo tuvo alejado 32 meses de las canchas.
«Tus lágrimas son las de todos los que amamos y estamos cerca del deporte», escribió en redes sociales ‘Manu’ Ginóbili, medalla de oro olímpica en Atenas-2004 y cuatro anillos ganados en la NBA.
Del Potro, de 33 años, acosado por los dolores incluso al dormir, no se quería ir, para darle la razón a los aficionados. En ningún momento anunció el retiro con todas las letras. Pero cuando terminó el partido se sacó su vincha blanca y la colgó de la red. Fue todo un símbolo.
Sentada en las graderías del Lawn Tennis, Gabriela Sabatini, la mejor tenista de la historia argentina, miraba el partido con un gesto serio. No había sentimiento de festejo.
«Disfrutamos mucho de verte jugar. Nos hiciste vibrar tantas veces. Gracias por lo que le diste a este deporte. Hoy tenés una vida por delante», escribió en las redes sociales Sabatini.
La ‘Torre de Tandil’ (su lugar de nacimiento, en el sur de la provincia de Buenos Aires) tiene aún algún compromiso comercial. Y dijo que iba a consultar a los médicos otra vez. Pero el punto final fue dado. Lo consideró un «broche de oro» porque, a su juicio, «fue en la cancha y no en una conferencia de prensa».
– Darlo todo –
«Lo dí todo», contra Delbonis, dijo desde el micrófono de la televisión. Pero a pesar de la resistencia heroica que opuso en el segundo set, no corría a la red a devolver un drop y tampoco hacia los costados.
Eso sí, que su amigo Delbonis no le diera espacio para que metiera uno de esos tremendos derechazos de drive. Lo cierto es que carece de la solidez física para afrontar el circuito. (macarthurmc.com) El talento solo no alcanza.
«Hoy es un punto y aparte. El tenis queda a un costado hasta que pueda mejorar mi pierna. Ahora no tengo claro lo de Rio (jugar o no el ATP 500 en Rio de Janeiro a partir del 14 de febrero)», admitió en la rueda de prensa.
Nadie piensa seriamente que Del Potro pueda jugar con normalidad en Rio. La verdad cruda estaba en lo que dijo en el mítico polvo de ladrillo del court central ‘Guillermo Vilas’: «Posiblemente no nos reencontremos más».
«La salud me lleva a tener que tomar una decisión. No tengo las fuerzas que creen. Hoy deseo poder dormir sin dolor», reconoció.
Los días de gloria de Del potro fueron al ganar el US Open de 2009 al entonces número uno del mundo, el suizo Roger Federer, la Copa Davis-2016 ante Croacia y dos medallas olímpicas, la de plata en los Juegos de Rio de Janeiro-2016 y la de bronce en Londres-2012.
El paréntesis no solo fueron los casi 1.000 dáis fuera del circuito. Había sufrido antes duros parates por ocho operaciones. Cuatro veces entró a los quirófanos por lesiones en las muñecas y cuatro por las rodillas.
Al final quedan los éxitos y se olvidan las amarguras: En su trayectoria, sumó 439 victorias y conquistó 22 campeonatos profesionales como singlista.
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