1935 fue el año y 16 de julio fue el día, cuando en una zapatería josefina propiedad de don Fausto Leiva comenzaría a escribirse con letras moradas y blancas la historia más gloriosa de la cual han sido testigos las canchas y los estadios del balompié costarricense, todo gracias a la idea del señor Roberto Fernández.
Ricardo Saprissa Aymá se convertiría en el principal benefactor de aquella idea, donde en gesto de agradecimiento se le honraría poniendo su nombre al naciente club, siendo constituido hoy hace 86 años como Saprissa FC, donde sin saberlo nacía una historia, que con el pasar de los años se ha convertido en leyenda.
Tras 12 años siendo un club formativo de ligas menores llegó el ascenso de 1947 a Segunda División, posteriormente llegaría el polémico ascenso del 48 a la máxima categoría.
Saprissa perdía la promoción contra Gimnástica Española y se condenaba a otro año en la división de plata, pero una invitación en la que tuvieron gran injerencia Liga Deportiva Alajuelense y Club Sport Herediano, haría que un 21 de agosto de 1949 el equipo de don Ricardo abordara un vagón del cual no estaba dispuesto a bajarse.
Otto Pedro Bumbel fue el nombre de aquel brasileño que bordó la primera estrella en tan sagrada bandera en el año de 1952, bandera que conoció el mundo entero a finales de la década de los 50s, cuando la entidad morada partió a realizar lo nunca antes hecho por un club costarricense, llevar a cabo la vuelta al mundo, visitando 25 países y jugando en 38 ciudades distintas.
Los años 60s y 70s fueron el trampolín para un equipo que arrasó con todo lo que se le cruzó en frente en esas dos décadas, 12 veces campeón de 20 títulos disputados, un hexacampeonato en el trayecto y la construcción de su estadio.
San Juan de Tibás fue el lugar que el destino quiso elegir para que se gestaran las tardes y noches mas gloriosas del equipo morado, dándole espacio a pocos kilómetros del corazón de San José, a un sitio que pasaría a la historia como la Cueva del Monstruo.
Llegaron los 80s y los 90s, mismos que ayudaron a confirmar lo que el fútbol nacional ya sabía, aquellos hombres que vestían de morado y blanco, a quienes sus rivales acusaban de habérseles regalado el ascenso, se habían ganado un puesto en el podio.
Siete títulos nacionales en ambas décadas, pero lo más importante fue que sus vitrinas se abrían para darle espacio a las copas internacionales, el nombre Saprissa comenzaba a hacer eco en todos los rincones de la región, y tal fue el éxito morado que a inicios del siglo XXI fue declarado como el equipo del siglo XX de la Concacaf.
El cambio de siglo traería consigo la época más complicada y convulsa para los hijos de don Ricardo, malas administraciones y errores en la toma de decisiones tuvieron al club al borde de la quiebra en el año 2003, pero antes del fatal desenlace sonó el teléfono, la llamada provenía de Guadalajara, México.
Un importante empresario mexicano llamado Jorge Vergara (q.d.D.G) puso el dinero, Hernán Medford dio las órdenes y el fútbol tico se tiñó de morado y blanco, la casa morada cerró las puertas para futbolistas extranjeros, plagó el equipo de jugadores costarricenses y la administración Vergara metió en la vitrina siete títulos nacionales (un pentacampeonato).
Lo anterior sin mencionar el título de Copa de Campeones de Concacaf en 2005 ante los Pumas de la UNAM, algo que les dio un boleto sin escalas hasta Japón, donde obtendrían un tercer lugar en la Copa Mundial de Clubes, un cielo que ha sido imposible volver a visitar para cualquier club nacional.
Pasaron ocho años y la relación comenzó a partirse, en ese momento Horizonte Morado apareció en el juego devolviendo al Deportivo Saprissa a manos nacionales en el 2011.
Dicha gestión cumplió 10 años hace pocos meses, en los cuales la palabra ganar se ha tatuado en la piel tibaseña tanto como a lo largo de su historia, no en vano se han logrado siete cetros nacionales y otro de Liga Concacaf.
Hoy hace 86 años se comenzó a rodar una película que al día de hoy se sigue filmando, para muchos entra en el género de fantasía, para otros de romance y uno que otro deberá ubicarla en el género del terror, lo que no se puede negar es que si la Academia llega a conocer su historia, deberían ser nominados año tras año a los Premios Óscar.
Quien les escribe y quienes lo leen podrán tener la afinidad por el rojinegro, el rojiamarillo, el blanquiazul o la combinación de colores que gusten ponerle, pero a la hora de hacer el análisis en frío y con objetividad, todos los caminos indican que la historia del fútbol nacional, Se eScribe con S y Se pinta de letraS moradaS y blancaS.