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La Real Sociedad se somete a la ley de Mbappé en el Parque de los Príncipes

La Real Sociedad roza el KO pero sigue en pie a pesar de su derrota en el Parque de los Príncipes ante el París SG (2-0), este miércoles en el primer asalto de los octavos de Champions, con un gol de Kylian Mbappé, que escenificó en el San Valentín parisino su matrimonio con el gol.

Después de una primera parte igualada en juego y ocasiones, el delantero estrella parisino Kylian Mbappé (58) cazó un balón dentro del área tras un primer remate de cabeza de Marquinhos en un córner y superó con la diestra casi a bocajarro a Álex Remiro.

Un gol que supuso un mazazo para una Real que había logrado contener en la primera parte las acometidas de los hombres de Luis Enrique, imprecisos en el remate y en el último pase, y que incluso había rozado irse al descanso en ventaja tras un zapatazo al larguero de Mikel Merino ya con el tiempo cumplido.

 

– Mbappé con la pólvora seca –

 

Pero al gol del astro francés (su cuarto en esta Champions), que llega cargado de pólvora al tramo decisivo de la temporada, con 13 goles en sus últimos diez partidos entre todas las competiciones le siguió otro que aún hizo más daño a las huestes realistas, cuando Bradley Barcola recibió en el costado derecho, se internó en el área y batió por bajo a Remiro. Fue el primer gol en Champions del joven exjugador del Lyon, una de las sensaciones esta temporada del gigante parisino.

Se esperaba de los tres veloces jugadores franceses que componen el tridente ofensivo del PSG y respondieron ‘presente’. Mbappé, Ousmane Dembélé y Barcola supieron desbloquear un partido intenso y hasta entonces igualado.

Y eso que los vascos pudieron contenerlos durante casi una hora de partido gracias a su rigor defensivo y a su potencia en los duelos y también a una atajada providencial de Remiro ante Mbappé en un mano a mano en el minuto 5.

La fría noche en la capital francesa no había comenzado bien para el equipo dirigido por Imanol Alguacil, que no pudo contar ni el banquillo con el capitán Mikel Oyarzabal, aquejado aún de las molestias en la rodilla que le impidieron disputar el último partido ante Osasuna.

La baja del internacional español, máximo goleador del conjunto txuri-urdin esta temporada, era un problema de altura para un equipo que llegaba a París después de cuatro partidos seguidos en Liga sin ver puerta.

Un remate al costado exterior de la red de Take Kubo y un remate de cabeza que se perdió alto del delantero André Silva no inquietaron demasiado a un seguro Donnaruma.

Si para la Real este partido de octavos se presentaba como una cita histórica, después de 20 años sin llegar tan lejos en la máxima competición europea, el ambicioso proyecto parisino no podía permitirse un nuevo tropiezo en su enésimo intento de levantar la ‘Orejona’ luego de dos años seguidos cayendo en octavos.

El Parque de los Príncipes presentaba un aspecto de gala, con tifo incluido con los colores del club y la silueta de la Torre Eiffel, aunque el clima festivo se vio en parte refrenado por unos cánticos previos contra la alcaldesa de París Anne Hidalgo en el marco del conflicto por el estadio que mantienen club y ayuntamiento.

En el otro extremo del recinto, los cerca de dos millares de seguidores blanquiazules presentes en el Parque de los Príncipes no pudieron recibir el regalo de San Valentín que esperaban, aunque donostiarras y parisinos tiene una nueva cita con la Champions el 5 de marzo, quizá para entonces con Oyarzabal sobre el césped.

 

iga/dr

© Agence France-Presse

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