Con sufrimiento y sin ningún tiro a marco en 95 minutos, pero la Selección ha salido viva de su debut en la COPA AMÉRICA ante Brasil, el favorito de siempre.
Un empate valioso, digno de una lucha admirable y justo premio para un grupo que se ha parado firme sin importar los Militao, Paqueta, Rodrigo o Vinicius.
Este tipo de lecciones ya las hemos vivido en el pasado, principalmente en Brasil 2014, pero estamos con un nuevo grupo, rejuvenecido y buscando una identidad sólida y confiable.
Lo interesante del trabajo de Gustavo Alfaro es que, sus palabras (muchas por cierto) están calando en la personalidad que muestran los jugadores aunque por el momento, el énfasis ha estado en las tareas defensivas frente a rivales exigentes.
La COPA AMÉRICA, dicho por el Profe, es un medio de formación para la gran meta que es clasificar al próximo mundial.
Hoy mismo ha vuelta decirle a la prensa que el grupo ya está para seguir trabajando duro y con paso firme. El confía en el material que ha escogido, comenzando por el portero Patrick Sequeira, el más joven de la convocatoria y con escasa experiencia internacional.
Sobresaliente actuación por cierto junto a todo el equipo siempre solidario y combativo.
Con estos ingredientes hay que ser claro: la Selección Nacional nos invita a creer en lo que hacen y confiar en su estilo de trabajo.
De momento este es un gran mérito de Gustavo Alfaro y su cuerpo técnico, porque el liderazgo que transforma y construye siempre debe venir de los jefes.
El ambiente del país queda ilusionado, pero siempre es bueno llamar a la calma, y a la prudencia.
Empatarle a Brasil no es cosa menor. Ahora lo que viene en la Copa, debe ser mejor. El temor del debut, debe llevarnos a la alegría del ataque, de la ofensiva, y ojalá del triunfo. Pero eso debe manejarse, paso a paso.
