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Maracaná, tierra de leyendas

Argentina y Brasil pelearán el sábado por la Copa América-2021 en un gigante semidesierto. La pandemia impide que las tribunas estén colmadas en Maracaná, escenario de enormes alegrías e inigualables tristezas, pero sus muros y su césped siguen inspirando respeto.

A última hora, la alcaldía de Rio de Janeiro aprobó la entrada de público -hasta 10% de la capacidad del estadio- a la final entre Argentina y Brasil. En una Copa disputada con tribunas mudas por la pandemia de covid, una final con gradas semidesiertas amerita celebración.

Sin embargo, tiene sabor a poco para un choque entre los grandes del fútbol sudamericano que promete épica.

– Templo de dioses –

 

“El templo de los dioses basileños”, como lo define el escritor local Cláudio Vieira, se estrenó en el Mundial de 1950 y Uruguay lo tiñó de dolor. La leyenda cuenta que unos 200.000 brasileños lloraron en sus gradas por la hasaña de los charrúas en una final del mundo que hasta hoy se recuerda como ‘Maracanazo’.

A cientos de kilómetros del coloso, el padre de Pelé soltó su amargura frente a una radio escuchando la derrota de la ‘Selecao’ y su pequeño hijo le aseguró que sería campeón del mundo para sepultar su tristeza.

‘O Rei’ cumplió. Antes debutó con la verdeamarela con 16 años y en el Maracaná, en julio de 1957. Ese partido terminó con triunfo 2-1 para Argentina pero con gol de Pelé. Un hito que llevó a que este año se votará el cambio de nombre del estadio de Mário Filho, en honor a un periodista, a renombrarlo en homenaje al ’10’, pero a último momento el trueque fracasó.

El sábado, a 71 años de ser escenario de la derrota más grande del fútbol brasileño, el Maracaná recibe a uno de los más grandes de todos los tiempos, Lionel Messi, enfrentando a un Neymar que quiere de una vez por todas dejar de ser cuestionado por parte de su ‘torcida’.

“Hay buenas historias en Maracaná y tengo la oportunidad de escribir otra en el estadio más grande del mundo”, dijo ‘Ney’ a dos días de la gran final.

Para Messi, de 34 años, será la última oportunidad de ganar en casa del archirrival su primer título con la selección argentina absoluta y tomar revancha de la final del Mundial-2014 que Alemania le arrebató.

– De gala para la final soñada  –

 

En la historia a colores, una de las jornadas más gloriosas del coloso se vivió en 2016 cuando, liderado por ‘Ney’, Brasil conquistó la primer medalla de oro de su historia en el fútbol Olímpico.

“Es un gran orgullo para mí haber hecho historias, conquistado títulos en Maracaná, títulos importantes para la selección brasileña. Ahora tengo una oportunidad más”, remarcó Neymar, convencido de que esa película de todas las “glorias y alegrías” que vivió en el estadio lo fortalecen.

También advirtió: “sigo invicto”, en Maracaná, y espera seguir así.

Lucas Paquetá con pasado en Flamengo y local en ese estadio, también advirtió: “conozco cada parte del campo y fui muy feliz”. “El Maracaná es mi segunda casa. En Brasil para mi es el mejor estadio”, aseveró el jugador del Lyon de Francia.

Enclavado en pleno Rio de Janeiro, rodeado de barrios populares, el estadio fue durante décadas uno de los lugares más democráticos de la ‘cidade maravilhosa’. En sus tribunas convivieron obreros y representantes de las clases altas, pero con los años ganó estatus de estadio de élite.

Sin embargo en sus alrededores, el recuerdo de aquel gigante de antaño está en fotos en bares y en todo Rio de Janeiro el coloso está presente. También es parada obligada de los turistas que llegan por primera vez a la ciudad carioca.

Para el sábado el estadio estará vestido de fiesta, con arreglos realizados a contrarreloj para que su cancha esté en condiciones óptimas y dejar así en el olvido las críticas que recibió la organización a lo largo del torneo por el mal estado de los demás campos de juego de esta Copa.

gfe/ol

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