Después de asombrar al mundo del tenis en su regreso al circuito tras casi un año sin competir por las lesiones, el español Rafael Nadal demostró que también es humano, siendo eliminado en cuartos de final del torneo de Brisbane por el australiano Jordan Thompson (N.55 del mundo).
Nadal perdió tras 3 h y 25 min de lucha, por 5-7, 7-6 (8/6) y 6-3, en un partido en el que fue de más a menos y en el que tuvo que pedir un tiempo médico en el tercer set para tratarse de unas molestias en la cadera, la misma zona donde sufrió una lesión en 2023 que le obligó a pasar por el quirófano.
Ante un rival mejor clasificado en el ranking que sus dos primeros adversarios en Brisbane (Thiem y Kubler), Nadal se topó con dificultades que no había tenido en sus dos primeros partidos, sobre todo un adversario que le alargaba los peloteos y que fue capaz de superar tres bolas de partido en contra.
En el primer set, Nadal estuvo al nivel exhibido desde su regreso, pese a sufrir el primer ‘break’ en contra del torneo, en el séptimo juego.
Pero lo recuperó inmediatamente después y luego volvió a quebrar el servicio de Thompson cuando el australiano trataba de forzar el ‘tie break’, llevándose el primer parcial en más de una hora y 10 minutos de juego, casi tanto tiempo como lo que duraron sus dos primeros partidos.
En el segundo set, los dos tenistas lograron conservar su servicio, con más o menos dificultades, ya que el australiano sobrevivió a una bola de partido en contra en el décimo juego.
En el ‘tie break’, Nadal demostró que aún le quedan pasos por dar hasta recuperar su nivel habitual, primero dejando perder una ventaja de 3-0 y después desaprovechando otras dos bolas para meterse en semifinales.
Eso dio alas a Thompson, que se dio una oportunidad de igualar el partido tras un espectacular intercambio en la red y provocó el tercer set con un acrobático ‘smash’.
Las alarmas saltaron al inicio de la tercera manga, cuando Nadal ya había dado señales de sufrir molestias en la cadera, y con 4-1 en contra pidió un tiempo médico para ir a tratarse al vestuario.
Disminuido físicamente, Nadal ya pudo ofrecer poca resistencia y acabó cediendo ante un rival crecido anímicamente, que tiró de su servicio para cerrar la victoria por 6-3.
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