El futbolista Orlando Galo es el centro de todas las portadas al confirmarse este martes que dio positivo en un control antidopaje de la FIFA.
Tanto el Club Sport Herediano como la Federación Costarricense de Fútbol fueron notificados por parte del máximo ente del fútbol sobre una presunta infracción en las normas antidopaje por parte del jugador.
Al parecer la sustancia que se encontró en los análisis de Galo corresponde a Anabolic Androgenic Steroids (AAS) / clostebol metabolite 4-chloro-3α-hydroxy-androst-4-en-17-one (Clostebol), producto que se utiliza para agilizar el proceso de cicatrización de heridas, además de ayudar a mejorar la masa muscular y la fuerza de las personas.
Sin embargo, esta sustancia al parecer le ha traído dolores de cabeza al deporte costarricense, ya que el para atleta Sherman Guity vivió una situación prácticamente similar a la de Galo en el 2019.
En dicho año Guity se realizó un piercing en la zona de la oreja, mismo que le provocó un queloide que lo llevó a pasar por el quirófano y entre los medicamentos que se le recomendó para llevar a cabo el proceso de cicatrización se le recetó uno que tenía Clostebol, sustancia más que prohibida por el Comité Olímpico Internacional y la Agencia Mundial Antidopaje.
A diferencia de Galo, el oriundo de Limón vio truncada su actividad en el deporte casi que al momento de conocerse el resultado de su prueba antidoping debido a que se le impidió participar en los Juegos Parapanamericanos de Lima, Perú en el 2019.
La resolución final para Guity terminó de la peor manera posible al tener que enfrentar una sanción de dos años sin actividad deportiva, misma que podría enfrentar Galo en caso de que el proceso sea muy similar.
La situación del volante de contención de Herediano y la Selección Nacional es diferente debido a que puede seguir con sus trabajos dentro del terreno de juego, sin embargo la resolución del caso puede llegar a ser un proceso más que lento según el código mundial antidopaje del 2021 el cual detalla que esta investigación sobre Galo debe tener una duración de un máximo de seis meses, incluyendo la posible apelación.
De momento el volante de contención puede realizar actividad deportiva y su papel en la final del Apertura 2022 ante el Deportivo Saprissa no correría peligro tanto para el juego de este miércoles como el del sábado en el «Colleya» Fonseca.